Distintas velocidades.
Distintas dimensiones.
Sobre eso hay acuerdo.
La energía emerge desde “n-espacios”, son tantos que sería imposible numerarlos.
Si los pensamos como otros «mundos», creo que no nos equivocamos.
Dónde cada uno se corresponde con uno o varios, espacios.
Tal vez, tampoco sería un error decir que son distintas dimensiones, y que por medio de nuestro pensamiento se completa.
Nos acercamos así a la matriz :
Agua – Luz – Velocidad – Mente – Materia.
En esos “mundos” alternan a gran velocidad el observador y el observado. Y el encuentro entre uno y otro es por medio de los ojos, pero piensen qué este órgano solo registra por cuadros la existencia física y repetitiva del espacio. El sentido de continuidad que le damos a todo lo que nos rodea se da a partir de la acción de nuestra mente.
Debemos saber que si bien contamos con el equipo (mente) para materializar esta experiencia en otros «mundos», los límites entre ellos se mueven a la velocidad de la luz, o tal vez más, y nuestra mente no esta educada o ejercitada para procesar a esa velocidad. Solo durante los 110 minutos que dura nuestro sueño nocturno logramos que se esfumen los mencionados límites, como así también los conceptos de espacio-tiempo Newtoniano.
Curiosamente, es durante el sueño dónde no existe la diferenciación entre presente, pasado y futuro, como también es muy frecuente que las equivocaciones cometidas se repararen. Encontramos, o nos encuentra la solución.
Así todo comienza, en algo que algúna noche soñé.
Por más que al despertar me equivoque, por no recordarlo.